miércoles, 6 de enero de 2016

Nadar, Gaspard Félix Tournacho


Nadar, Gaspar Félix Tournachon
Su nombre real era Gaspar Félix Tournachon. Nadar es el pseudónimo utilizado por este gran fotógrafo del siglo XIX.
Nació en 1820 en Lyón y falleció en París en 1910, estudió medicina en su ciudad natal. En 1842 debido a la quiebra de la empresa de impresión de su padre, se trasladó a París ganándose la vida como periodista y caricaturista.
Estuvo siempre muy interesado por las ideas más avanzadas de su tiempo en política, literatura, ciencias... y fue un conductor de la libertad de expresión.
Nadar demostró, mejor que cualquier otro fotógrafo de su época, que la fotografía es algo muy distinto al simple producto de una técnica.
En 1851 Nadar reprodujo en litografía un fresco gigantesco de casi 250 personajes que mostrasen toda la gloria literaria y artística de París.

En 1854 Nadar abre un estudio de fotografía en el 113 de la Rue Saint-Lazare, en 1860 se le quedó pequeño y se cambia a un barrio más a la moda convirtiéndose en una élite de intelectuales
Se lanzó a la fotografía aérea. En 1858 realizó su primera fotografía desde un globo estático que se mandó construir, "El Gigante", de la ciudad de Petit-Bicetre. Diez años más tarde comenzó la serie de "vistas" aéreas del barrio de la Etoile, tomadas sobre una sola placa al colodión de gran formato.
En 1864 publicó la historia de sus viajes "Las memorias del Gigante" un año después "El derecho a volar". En 1860 Fotografió catacumbas con luz artificial así como las cloacas de Paris, En 1895 cedió su estudio a su hijo.
En 1900 publicó su libro "Cuando yo era fotógrafo" una obra muy interesante y rica en enseñanza, dotada con muchas anotaciones sobre la fotografía, más tarde es homenajeada en la Exposición Universal de París.
Nadar fallece en 1910, dejando una enorme producción fotográfica: más de 450.000 placas de cristal que obran en poder de la hija de Paúl Nadar. via
Luz artificial

Nadar fue el primero en tomar fotos con luz artificial y en 1866 tomó fotos de las catacumbas y las cloacas de París via.

La vida en globo 
El auge de la fotografía coincidió en París con el esplendor de los globos aerostáticos. Los hermanos Godard tenían a la ciudad sin aliento, y con el cuello torcido, gracias a sus proezas aéreas y Nadar sucumbió ante esta fiebre. Se propuso llevar su cámara a los cielos, pero sus primeros intentos de foto aerostática fracasaron. Recién en la primavera de 1856 pudo sorprender al público con sus primeras vistas aéreas. El entusiasmo de Nadar se infló tanto, que se mandó a construir un globo con una hélice y 20 kilómetros de seda. Era el globo más grande del mundo y lo llamó "El Gigante", y el 4 de octubre de 1863, todo París fue a presenciar el acontecimiento que fue un fracaso. El 18 de octubre 
Nadar volvió a la carga, esta vez acompañado por su mujer y un grupo de amigos. El globo voló hasta Hanover, donde aterrizó tan mal, que por un pelo no murieron todos. Pero siguió intentándolo, hasta que sus esfuerzos por hacer volar a su armatoste le consumieron toda su fortuna. El propio Julio Verne, otro amigo, lo defendió en un artículo titulado A propósito del Gigante. Y al ejército francés le interesó que fotografiara desde arriba posiciones alemanas. Uno de los protagonistas de De la Tierra a la Luna, que Verne escribió en el ’65, es Michele Ardan. Ardan podría ser el anagrama de Nadar. Es un aventurero, loco y lúcido a la vez. Un libre francés en un país muy norteamericano. Llega allí tras una guerra de secesión, cuando el Gun-Club, fabricante de cañones, decidió invertir recursos ociosos en el envío de un proyectil a la Luna. Ardan quiere viajar. Verne lo describe como un león de melena colorada. “Sin dudas, se encontraba en el cráneo y en la fisonomía de aquel personaje los signos indiscutibles de la combatividad, es decir, el valor en el peligro y la tendencia a sobrepujar los obstáculos; los de la benevolencia y los de apego a lo maravilloso”, agrega.

 
 Los retratos de Nadar
Nadar había empezado practicando en su casa, utilizando su jardín como estudio y a sus amigos artistas e intelectuales como modelos. Se tomaba su tiempo para cada sesión. Cuidaba la iluminación. Como él mismo escribió, el "sentido de la luz" y "la apreciación artística de los efectos producidos por la variación y la combinación de las fuentes de luz" eran asuntos que no podían aprenderse en un cursillo rápido, sino que eran parte de sus dones de artista.

Eugene Delacroix

Por su estudio comenzó a desfilar la crema artística e intelectual parisina. Todos ellos miembros de esa legión de amigos por quienes sentía una cercanía espiritual que para él fue la clave de lo que llamó "el parecido íntimo", que logró en sus fotos y que se distinguía de cualquier "reproducción plástica indiferente, banal y fortuita, al alcance de cualquier simple ayudante de laboratorio". Gisèle Freund advirtió que Nadar "fue el primero en redescubrir el rostro humano por medio del aparato fotográfico". Según esta escritora y fotógrafa Nadar representó la expresión esencial de la persona a través de su rostro sin retoques usar y ni elementos decorativos, como muebles o tapices. Sólo les pedía a sus modelos paciencia y que mantuvieran una expresión serena -en lugar de hacer las muecas teatrales que estaban en boga-. Lo que no podía pedirle a sus amigos era plata. Entonces ¿Dónde estaba el negocio? Detrás de su galería de bohemios célebres, había una estrategia comercial. Los artistas e intelectuales, ayer y hoy, han sido objeto de deseo y un medio de distinción social y Nadar vendía bohemia como cuchuflíes, a quienes estuvieran dispuestas a ser diferentes. Entre 1855 y 1860 Nadar vivió su esplendor. Le compró a su hermano su parte del estudio y amplió sus dependencias. En la fachada puso su firma alumbrada con gas y el negocio comenzó a llenarse de ciudadanos parisinos anhelantes de ser inmortalizados por el maestro de la bohemia. Cobraba cien francos por retrato pero esta clientela burguesa lo aburría y dejó el trabajo en manos de sus asistentes.

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